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martes, 13 de septiembre de 2011

Recital de Oscar Miranda

Jueves 08/09/2011
Sala “Osvaldo Pugliese”
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543, Ciudad de Buenos Aires


En materia de expresiones artísticas, los gustos y opiniones suelen ser diversos. Intentar aplicar axiomas en el análisis de estas manifestaciones sería tan aventurado como inútil, dada la libertad que todo artista posee para crear e interpretar sus obras. No obstante, para llegar a ser un verdadero artista popular no basta con el conocimiento técnico; se puede llegar a dominar un instrumento musical a la perfección, pero ello no basta para transmitir al oyente las motivaciones que han despertado esas obras en su gestación. Una de las claves que algunos compositores olvidan es que la música popular está sustentada en el inconsciente colectivo, en aquellos saberes populares que afloran ante la escucha de canciones y melodías—aun novedosas—ya que el público reconoce las expresiones que son parte de su identidad. El cantautor Víctor Jara decía: “Debemos ascender hacia el pueblo, y no pensar que estamos descendiendo hasta él. Nuestro trabajo consiste en darle lo que le pertenece—sus raíces culturales—y los medios con que satisfacer el hambre de expresión cultural…” (1)


Motiva estas reflexiones la reciente presentación en Buenos Aires del charanguista Oscar Miranda, nacido en Guaymallén (Mendoza) de ancestros norteños: su mamá nació en Tupiza (Bolivia) y su padre en la provincia de Jujuy. Oscar es un músico autodidacta, intuitivo pero a su vez profundo conocedor de los ritmos populares argentinos. Posee, a través de su arte, dos grandes virtudes: emocionar y entretener: durante el recital es imposible abstraerse—siquiera ligeramente—ya que sus hermosas creaciones generan una atención permanente, un interés (y hasta podríamos decir una avidez) por lo que va a venir. Secundado por excelentes músicos, Miranda nos presenta una serie de obras propias—muchas de ellas aun inéditas—que de alguna manera representan un viaje por buena parte de la Argentina. Elprimer tema, Flor del ceibo, es una danza basada en la leyenda guaraní de la indiecita Anahí, y hace referencia a nuestra flor nacional; otro ritmo nuestro, el malambo, aparece en la obra Hermano ranquel, donde se destacan las percusiones de Juanjo Bravo y la guitarra de Martín Pérez. Como hemos dicho, son melodías que se disfrutan a pleno, en un recital muy ameno. La zamba Guaymallén nos trae los recuerdos de infancia de Oscar, en una zona de viñas y montañas. En los ritmos del noroeste se luce el excelente vientistaJuan Pablo Álvarez: en el huayno Sara Huasi se destaca el sikus o zampoña con interesantes efectos de eco, así como una marcada percusión.

Juan Pablo Álvarez, Martín Pérez y Oscar Miranda

La vidala Ranchos lejanos rememora los viajes de Oscar por todo el país. Según nos cuenta el propio autor e intérprete, decidió darle un final de chaya que representa la esperanza de una vida mejor a aquellos humildes moradores. Esta melodía reafirma el concepto de otras creaciones de Miranda: en ningún momento cae en la monotonía, deleitando al público con ricas composiciones; la danza Parque de los Andes, donde sólo se escucha su charango, nos acerca interesantes arpegios. La banda musical vuelve a tocar a pleno en el huayno Puente del Inca, que comienza con un solo de bajo, ejecutado por Agustín Flores Muñoz, y donde vuelven a lucirse las zampoñas. Entre zambas y chacareras vamos llegando al final del espectáculo: el huayno-canción Cordillera con un excelente desempeño de charango, sikus y toyos, evoca las vivencias de esta región con sonoridades bien definidas. En tanto, el carnavalito Chaskis en gira rememora las actuaciones de Oscar con el mítico grupo dirigido por Rodolfo Dalera. A sus integrantes los define como “mensajeros de la música”, jugando con el significado del antiguo vocablo y la agrupación citada. Ya estamos a la espera de nuevas presentaciones de Oscar Miranda y su grupo, para seguir recreando la riqueza de nuestra música de raíz folklórica y especialmente andina.

Todo el grupo. A la derecha:Juanjo Bravo y Agustín Flores Muñoz


(1) Joan Jara: “Víctor Jara, un canto truncado” (Ediciones B, 1999, Barcelona, España)

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